Hay tantas cosas en la cabeza de un o una líder, pero dentro de su apretada agenda, ¿cuánto tiempo le dedica a su equipo? No me refiero a las reuniones que tiene con ellos para tratar algún tema en particular, sino al tiempo que le dedica cuando la gente es el centro de ese tiempo.
Un líder debe velar por la operación, dirección y estrategia de la organización, aparte, debe velar por el crecimiento, innovación y diversificación, que los productos o servicios lleguen al mercado cumpliendo sus estándares de calidad, en fin, el punto es que no es para nadie desconocido que un buen líder tiene una agenda bastante saturada.
Como escribí en un post, considero que los dos pilares fundamentales de la organización son los recursos financieros (activos, maquinaria, etc.) y aún más importante, las personas. (https://perflex.es/espiritu-y-oro-de-la-organizacion/)
Ya se le dedica una gran parte de tiempo al ámbito de recursos y operaciones, pero ¿cuánto se le dedica al equipo?
Distribución del tiempo
Casi por inercia nuestra agenda se llena de asuntos que no agregan mucho valor y que debemos aprender a filtrar, reuniones que pueden resolverse por correo, por ejemplo. Deben ser eliminadas despiadadamente.
Luego, tenemos aquellas actividades orientadas a fortalecer el patrimonio de la organización, apuntar al crecimiento y a posicionarse en el segmento objetivo. Ya sea a través de excelencia operativa, calidad, lanzamiento de nuevos servicios, atención al cliente, indagar nuevas oportunidades de mercado, etc. Son vitales y deben estar presentes en nuestra agenda. Un líder tiene una gran responsabilidad en este sentido y no puede eludirse.
Y, por último, no por ello menos importante, tenemos el tiempo que dedicamos a las personas, a obtener retroalimentación sobre su labor en la organización, conocer sus proyecciones profesionales, expectativas, gustos y disgustos, etc. Algo que muy pocos líderes hacen frecuentemente y se refleja en las estadísticas, 87% de las personas en España no es feliz con su trabajo. Miremos a nuestro alrededor, muchas organizaciones piden a gritos que se construyan puentes entre los líderes y los colaboradores orientados a alinear a todos con lo que la organización precise.
Entre el tiempo que no agrega valor, aquel destinado al crecimiento y aquel que le dedicamos a nuestro equipo, ¿cuánto distribuimos de nuestro tiempo a cada uno?
¿Hasta cuánto estamos dispuestos a invertir?
No hay nada escrito, especialmente porque en la actualidad los líderes son absorbidos por los temas urgentes, dejando poco tiempo disponible para invertir en la gente. Por lo cual, decir ahora que le dediquemos 4 horas por día puede sonar hasta irrisorio. Es un proceso, si actualmente no le dedicamos tiempo, démonos media hora al día, o cada dos, luego una hora y así ir construyendo este hábito y hacerlo parte de nuestro día a día.
Ahora es posible tener reuniones de manera online, aunque hacerlo en persona es una experiencia más completa, cada quien escoge la manera que le resulte. El objetivo es construir ese puente entre el líder y su equipo.
¿Qué podemos esperar?
Lo más probable es que el equipo esté sorprendido de que el líder destine y planifique un tiempo para escucharlos, tal vez inicialmente desconfíen, pero poco a poco las defensas bajarán y se abrirá un espacio de confianza donde el líder podrá recabar información valiosa sobre cómo la gente percibe la organización en la que trabaja.
Que al líder no le sorprenda que el equipo aproveche esa oportunidad para solicitar mayor salario, o la contratación de más personal y otros temas por el estilo. Debemos saber manejarlo, aprovechar esa oportunidad para compartir que la organización también cuenta con recursos limitados y que incorporar más gente implica una mayor inversión que puede afectar otros puntos pero sin cerrar las puertas de que un crecimiento de la organización se traducirá en mayores beneficios para todos.
Ya habiendo abierto la puerta preguntando por lo positivo y lo negativo de la organización, según su percepción, debemos aceptar y respetar la respuesta, es su opinión y no podemos tomarla de manera personal y ponernos a la defensiva, se escucha, se anota y se agradece. Si por alguna razón la conversación sale del marco del respeto (no debería suceder, pero hay que estar listos) le ponemos un alto y tomamos esa situación como un indicador muy importante, se torna en una alarma de que debemos trabajar aún más con la gente.
Estar sin escuchar es un crimen
Al empezar la reunión debemos tener claro que la misma cuenta con un tiempo planificado por respeto al tiempo de los presentes, yo parto por hacer las reuniones personales, pero se pueden hacer grupalmente también.
Debemos aclarar que si bien escucharemos todo no prometeremos cielo y tierra, sino que luego de ponderar todo lo que escuchemos se tomarán acciones que las circunstancias permitan. Ser transparente con las personas permitirá evitar malos entendidos y falsas expectativas. Está claro que invertir tiempo es una señal de que queremos saber más para actuar, pero es falso creer que haremos todo lo que se nos diga y esa diferencia tiene que estar clara.
Lo peor es estar y no escuchar realmente. Si estamos en ese plan mejor no hagamos nada, porque es una falta de respeto para con la gente y con nosotros porque todos estaríamos perdiendo el tiempo. Además que sería una poderosa señal de que no lo estamos haciendo de manera genuina.
No puedo enfatizar suficiente la importancia y la riqueza de estas reuniones, es sobrecogedor lo que se puede recabar, una conversación de 45 minutos puede abrirnos un panorama sobre nuestra misma organización que desconocíamos. Nos permite conocer un poquito más a las personas, tener la oportunida de conocer lo que rescatan de la organización, lo que cambiarían, aquello que esperan de la misma, medir si están alineados a nuestro propósito, etc.
Te recomiendo emprender este viaje y dedicarle tiempo a tu equipo. Si lo haces comparte en los comentarios tus experiencias, saludos.
¡Buena caza!