Qué hacer cuando un CEO toma malas decisiones

malas decisiones

Acabo de ver una entrevista a F. Laloux sobre cómo lidiar con un CEO que no tiene la intención de mejorar el clima organizacional. Me hace pensar, ¿qué pasa cuando un CEO toma malas decisiones?

¿Qué son las malas decisiones?

Crítico, ¿cómo evaluamos una decisión gerencial? En Wall Street el indicador inmediato es el resultado financiero. Una buena decisión se traduce en incremento del valor de las acciones.

Pero veamos el caso de Wells Fargo (documentado en una docuserie en Netflix llamada Dirty Money). El gerente tomó las “mejores decisiones” que dispararon el valor de la compañía, pero todo era mediante un esquema muy dudoso de aprovecharse de los clientes y encajarles productos financieros que ni siquiera solicitaban.

Entonces, ¿qué es una mala decisión? Para este post mi referencia será que una mala decisión es la que atenta contra el bienestar de la organización o de alguno de sus stakeholders. No podemos llamar «mala decisión» algo que se hizo con profesionalismo pero que, por azar del destino o un cambio imprevisto en el mercado, no resultó.

Depende de la centralización del poder

Si un CEO centraliza todas las decisiones y durante un tiempo logra excelentes resultados no habría ninguna objeción, pero si todo se centraliza y las cosas salen mal, el panorama es desolador.

Al estar tan centralizado el poder y depender de una persona que toma malas decisiones (independientemente de su causa), es muy difícil poder revertir la situación.

De hecho, centralizar el poder en extremo ya podría considerarse una mala decisión, porque nos pone en esta situación justamente.

No quiere, no puede o no sabe

En mi formación esta frase influyó mucho y es que alguien toma malas decisiones porque no quiere esforzarse por hacerlo bien (tema de actitud), porque no puede (tema de competencia) o no sabe (tema de entrenamiento).

Que sea un tema de actitud tiene implicaciones muy profundas que no trataremos aquí, pero es el elemento más difícil de sobrellevar. Porque si no quiere, solo quedan instancias superiores que viabilicen la remoción de una persona que está causando daño.

Vienen a mi mente todos esos casos de corporaciones donde el directorio “invitó” a diferentes CEOs a que den un paso al costado. Y vaya que hubo CEOs negligentes.

Si es un tema de competencia viene a mi mente el Principio de Peter que dicta que las escaleras organizacionales hacen que una persona “suba” hasta pasar el nivel de su competencia, es decir que suben, suben y suben hasta toparse con un cargo que va más allá de su competencia actual sin que haya otra opción aparte de su desvinculación.

Es un tema de conocer la exigencia del cargo y las limitaciones de las personas para evitar ponernos en esta situación. Siempre podemos adquirir las competencias necesarias para un cargo, pero si al momento de asumir una responsabilidad no estamos listos la organización pagará el precio.

Y finalmente, si no sabe, si es cuestión de experiencia o entrenamiento, pues queda aprender. Los mentores y la experiencia juegan un rol muy importante aquí. Debemos orientar y preparar a los futuros CEO y evitar que cuando llegue el momento la persona no esté lista.

Por esto es tan importante que nuestra organización sea una FORMADORA DE LÍDERES en lugar de querer «reprimirlos».

Mecanismos

Hay mecanismos para luchar ante un CEO que toma malas decisiones, pero es una tarea muy difícil por el poder que rodea al cargo. En mi experiencia, cuando vi esos casos, el final fue inminente, las empresas atravesaron serias crisis financieras y recién se trató de hacer algo, cuando ya era demasiado tarde.

El punto que quiero compartir es evitar llegar a ese punto, no esperar a que tengamos que cosechar todo el resultado de esas malas decisiones, sino que evitemos sembrarlas o que, si lo hacemos, podamos detectarlas a tiempo para evitar que dañen toda la cosecha.

Una mala cosecha daña a toda la organización, a todos los stakeholders, por ello un líder, un CEO tiene que contar con toda la preparación para asumir su responsabilidad. No es solamente sentarse, asistir a unas reuniones y firmar documentos. Se trata de traer prosperidad. Una labor muy importante y por la cual, creo, se justifica el nivel de remuneración de este tipo de cargos si los resultados se logran.

Lo que se cosecha es resultado del esfuerzo de todos, pero un CEO tiene mucho impacto al promover el empoderamiento o de centralizar todo con una daga de Damocles pendiendo sobre su cabeza.

¡Buena caza!

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