Costos, costos, ¡costos! Maxi se compró una barra de turrón, tomó asiento en un parque para devorarlo, pero antes, mientras lo abría, vio el precio que había pagado, un equivalente a 11.85 euros (incluyendo IVA). El tamaño, el sabor y el empaque le convencían que era un precio más que aceptable, aunque recuerda haber visto en el estante otros precios mucho más bajos, que incluso bordeaban los 6.5 euros. ¿Qué hay detrás de todo eso?
Maxi, un estudiante de administración de empresas, se puso a recapitular el proceso por el que pasaba el turrón hasta llegar a sus manos, mientras lo saboreaba, claro.
Sabe que se tenían que comprar todos los ingredientes, y recuerda que un docente de Ingeniería de Producción en su clase les comentó que los ingredientes, las horas del personal que hace el producto (vulgarmente conocido como mano de obra u horas hombre), y los gastos indirectos de fabricación usualmente no deben superar el 50% de las ventas netas para empresas de este tipo.
Maxi dice, “momento, ¿o sea que obtener el turrón cuesta 5 euros? ¿Cómo se encarece tanto si el producto ya está hecho?”
Apenas termina de digerir sus propias preguntas y recuerda que no solo basta con tener terminado el producto, que debe almacenarse y transportarse, de sus clases de Logística recuerda que el transporte implica un costo tremendamente alto sobre el producto, especialmente cuando las distancias son largas o el transporte requiere condiciones especiales.
Y no solo eso, Maxi recuerdo todo el equipo administrativo y comercial, sabe que eso puede sumar fácilmente otro 40% de costos haciendo que el producto que ahora disfruta tenga el precio que tiene, contando con el margen esperado por la empresa claro está. Cuando la empresa de turrones pagó por un anuncio en la semi final de una copa de fútbol eso también fue a parar al precio que él está pagando, de alguna forma tienen que recordarle que existe esa marca y la reconozca cuando la vea en la estantería de la tienda.
Maxi termina de comer parte de su turrón, se pone a pensar en todos esos costos que se transfieren al precio, que no son directamente relacionados a que él obtenga el producto. Errores que pueden haber ocurrido dentro de la empresa, algún cuello de botella en el proceso de producción, o todos los costos burocráticos que se generan en la empresa y que finalmente se transfieren al precio.
Como estudiante de administración de empresas se pregunta cómo puede diferenciarlos, ¿cómo saber si un costo realmente está agregando valor o si es una ineficiencia sin la cual el producto podría ser más accesible?
¿Si las empresas eliminaran todos esos costos que no agregan valor, lo reflejarían en el precio o solo marginarían más? Eso es tema de otro día.
El punto para Maxi es la interrogante de cómo que el Gerente de la empresa de turrones tenga 4 secretarias afecta e incide en el precio. O que la empresa tenga un equipo de los mejores profesionales todos con maestrías, para robustecer su sistema de documentación, sabe que es importante, pero también sabe que eso se refleja en el precio.
No solo eso, también se pregunta si el precio que él paga también lleva consigo los descuentos a veces exagerados que se dan a ciertos clientes (supermercados) de otras ciudades para entrar mejor al mercado. Un descuento que la pequeña tienda de abarrotes de la que él compró el producto no goza.
Y obviamente tienen que aparecer los bancos, sabe que la empresa de turrones inauguró una nueva planta de producción en una ciudad cercana, para ello accedió a financiamiento del banco, que tiene intereses considerables, sabe que esos costos también son parte del todo, no es un fanático de pensar que eso se transfirió al precio del turrón que está comiendo.
Ni pensar en las pólizas de seguro, consultores externos, y tantos otros gastos que asume la empresa y que finalmente se traspasan al precio, claro, la idea es vender más, es hacer más y mejores productos. ¿Pero todas esas cosas realmente agregan valor al cliente final o solo al ego y apareciencia de una empresa que quiere mostrarse como seria y eficiente?
Una cosa es fabricar el producto y llevarlo de “A” a “B”, hasta ahí todo claro, pero ya cuando uno estudia los diferentes elementos que componen el costo se pregunta si realmente deben estar ahí.
¿Por qué estamos pagando realmente? Maxi deja de preguntarse mucho más, no quiere que el turrón le haga daño. Envuelve lo que queda del turrón y lo guarda en la mochila. ¡Qué bueno estaba!
Y tú, ¿qué estás pagando realmente?
¡Buena caza!
Disclaimer: el contenido compartido en esta historia es ficticio y no retrata personas o eventos reales. Cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia.