Imposible estar indiferentes a lo que acontece en el mundo. Una disrupción abrupta de la tranquilidad y la vida rutinaria con repercusiones globales. Así se asoma la sombra de la guerra sobre algunas regiones a lo largo de la historia llenando con miedo el corazón de las personas, y despojando de todo a las víctimas, en su mayoría inocentes.
Independientemente de los actores, un conflicto bélico deja detrás devastación y dolor para la mayoría de quienes participan. Y digo la mayoría porque también hay quienes se benefician de estas circunstancias (proveedores de armas, países beneficiados por incremento de precios de las materias primas, por ejemplo).
Me doy cuenta de que un conflicto de esta magnitud tiene muchísimas aristas e implicaciones como para “simplificar” su desenlace en un par de causas, ver quién es “más culpable”, etc. La sombra de la guerra va más allá de nuestra comprensión y a su vez es algo tan humano como antiguo.
Que hoy sea un conflicto el que acapara nuestra atención no resta importancia a otras regiones que se encuentran en conflicto por meses, años o incluso décadas. En la sombra de la guerra es un poco ingenuo querer separar “buenos” de “malos” cuando la narrativa que se maneja es tan compleja y detrás hay un sistema de (des)información que pone a prueba nuestro criterio. Haciendo muy fácil que nos dejemos llevar por la información que recibimos, olvidando lo verdaderamente importante.
Y lo más importante es aquello que nadie puede negar o “tergiversar”, la sombra de la guerra deja detrás mucho dolor, familias destruidas, gente desplazada, gente tan joven que marcha a la guerra para encontrarse con su fin en nombre de un ideal y personas inocentes que sufren. Esto es lo que queda.
También queda gente que se beneficia de estos conflictos, amasan fortunas, afianzan su cuota de poder, aprovechan el rio revuelto para sacar provecho. Tal vez por eso se siguen dando este tipo de conflictos, otra cara sombría de la guerra de la que a veces se habla pero que sigue ahí.
El impacto de tomar una decisión (o no hacerlo) pocas veces ha quedado tan en evidencia como ahora. Y resalta la importancia de elegir buenos líderes, personas comprometidas con la búsqueda de la prosperidad y no embriagadas por el poder que pongan en vilo millones de vidas. Lastimosamente el sistema político está tan podrido que en muchos casos solo parece ser un sistema en el que “ganan” las personas con menos escrúpulos.
Pero esto va más allá, esta sombra sale desde lo más profundo del océano que es la humanidad, incluso al punto de sobrepasar a las personas que lo inician, como un incendio que se sale de control y toma vida por sí solo. Nace de la putrefacción interior de un grupo de personas pero llega a un punto donde parece actuar por sí misma.
Ya decía Jung que una guerra es una consecuencia de un malestar colectivo, de un conjunto de neurosis colectivas cuya única forma de salida, similar a una caldera en ebullición, es un conflicto armado de proporciones globales ante toda vista irracional, pero que sigue llevándose a cabo hasta que arrasa con todo a su paso.
Hace un par de posts caí en cuenta de que la verdadera riqueza es lograr el bienestar. Y luego de esta situación salta a la luz la importancia de luchar por tener organizaciones más humanas y que estén detrás de mejorar las cosas en lugar de deteriorarlas.
Bienestar no es “quedarnos con los brazos cruzados”, lastimosamente en el mundo hay gente con ambición y codicia desmedida, por lo cual tenemos la constante obligación de mejorar, de consolidar nuestro equipo y de tratar de alcanzar el bienestar para nosotros y quienes nos rodean; de lograr un tipo diferente de fortaleza. Jocko Willink tiene el lema de que la disciplina trae libertad, y lo comparto, debemos esforzarnos constantemente por ser mejores, de contagiar esta forma de trabajar para aportar nuestro granito de arena a que la sociedad y el mundo sean un mejor lugar.
Hablaba con un amigo el otro día y, ante la sombra de la guerra, muy sabiamente me decía que adoptar esta postura de promover y liderar organizaciones humanas es una prueba de constancia y de renovar nuestros votos con la humanidad.
Luchar por ser una luz ante la sombra de la guerra.
Paz y que todas las víctimas de este y otros terribles conflictos sanen sus heridas y que pronto recuperemos la tranquilidad.