Este es un breve análisis del libro La Naranja Mecánica orientado al mundo de las organizaciones y el liderazgo.

El análisis incluye el final real del libro que no se encontraba en la edición estadounidense ni en la película.

A partir de aquí, SPOILERS.

Partimos con la pregunta: ¿Puede condicionarse el comportamiento de las personas para que sean como nosotros queremos? ¿Debe hacerse?

La trama trata de Alex, el joven y problemático protagonista cuya vida gira entorno a sus crímenes nocturnos. Luego de hacer cosas malas, algunas terribles, es atrapado y posteriormente sometido a un programa de “reformación” para criminales, a través del cual, mediante estímulos y asociación, se pretende que todo lo “malo” le repugne al punto de enfermarlo. Pero luego es utilizado por un grupo contrario al gobierno que quiere usarlo como ejemplo de las torturas a las que fue sometido y ganar así, las próximas elecciones.

Dueños de la verdad

Y ya nos adentramos al mundo de las organizaciones y el liderazgo, para empezar: ¿Quién dice lo que es bueno o malo?

Si asumimos que los gerentes, propietarios y demás ejecutivos son dueños de la verdad y son capaces de decir inequívocamente lo que es bueno y lo que no, pues entonces estamos ante una rareza porque de ser así todas las empresas serían equipos virtuosos. Pero no lo son.

Los ejecutivos tienen la obligación (tradicionalmente hablando) de maximizar el valor de la empresa ante los stakeholders. Motivo por el cual, intentarán “alinear” a los colaboradores para lograr tal fin.

Intereses y más intereses

Con estos intereses de por medio, vemos que todos tiran para su lado y no se busca un bien común, sino un bien propio. En tal sentido, y esto pasa en las empresas, aquella persona que quiere “condicionar” el comportamiento de todos no será imparcial, pues estará a su vez “condicionado” por su propio entorno y sus propios intereses. Como en la película los “condicionadores” (gobierno, investigadores, etc) solo buscaban una bandera para una reelección y librarse así, del problema que estos jóvenes representaban para ellos.

Anti natural

¿En contra de la naturaleza? Cuando a Alex lo están postulando para este programa, el capellán de la cárcel se opone, argumentando que cuando a un hombre se lo condiciona y se le quita la capacidad de elegir lo que es correcto, ya no es humano, sino un autómata.

Más adelante, cuando los científicos que llevaban a cabo los experimentos mostraban los resultados ante su audiencia, Alex gira y grita que se ha transformado en nada más que una NARANJA MECÁNICA, haciendo alusión a su condición humana perdida.

Menciono esto porque durante décadas de industrialización, buscamos uniformar, homogenizar y estandarizar todo, incluyendo a las personas. Pensando que lo que nadie logró en siglos, milenios incluso, nosotros lo lograremos en un par de años. Suprimir la diversidad de los miembros de un equipo.

Un final exclusivo

Para quienes vieron la película, esta termina con Alex en el hospital luego de haber intentado suicidarse porque no solo lo enfermaba lo “malo” sino su amada música clásica, la vida misma, de hecho. Y estando ahí, se da cuenta que volvió a ser el de antes, mientras le invaden un montón de pensamientos como él llama “ultraviolentos”. Y dice: “oh hermanos míos, estoy curado”.

Pero el libro en su edición británica, incluye un capítulo extra, que me parece fundamental para entender la trama, y es que luego de un año de ese evento, Alex se aburre de su rutina de criminal y con alrededor de 20 años, se da cuenta que tiene un vacío dentro, que ya no puede ser llenado con delitos. Se topa con un amigo que está a punto de casarse, y se da cuenta que no se es demasiado joven para dar un paso más. Haciendo una analogía de cómo grandes mentes de la historia lograron cosas magníficas en su juventud.

Incluso piensa en un hijo, y reflexiona sobre su hijo continuando su tendencia criminal y Alex no pudiendo hacer nada al respecto y así con sus nietos y demás. Aun así, considera dar ese paso.

Evolución

Y a eso hace alusión ese capítulo, a la evolución de las personas, que tal vez en esencia no dejan de ser quienes son, pero que siempre se puede evolucionar. Y que la evolución va más allá de lo que está bien o mal, solo es.

Evolución que queda truncada si pasa por el condicionamiento obligatorio plagado de intereses ajenos. Que requiere transitar un camino más profundo, más natural y orgánico. Una evolución a la que tal vez va más allá de nuestra comprensión tanto en sus orígenes como en su proceso.

Claro que, como en todo arte, se abre un mundo de posibles interpretaciones, pero la mía encierra la reflexión de cuánto tiempo y esfuerzo se desperdician en las organizaciones tratando de volver a la gente en algo que no es, una naranja mecánica.

Gracias.

Buena caza guerreras y guerreros.