Al principio un propietario tiene casi absoluto control sorbe el dinero de la operación. Pero a medida que la organización crece la operación requiere más y más dinero. Y claro, contablemente no es que se arrebata ese dinero a los propietarios, pero en cierto sentido, pertenece a la organización, porque sin él, la organización ya no opera.
¿Por qué es importante puntualizar esto?
Porque muchas veces la propiedad no divide las aguas entre la inversión, el financiamiento y la operación. Siendo que cada una supone flujos de efectivo muy distintos como ya he comentado en otro post.
¿Qué implica entender los requerimientos de dinero de la operación?
Una mejor planificación. Un mayor entendimiento del comportamiento y las exigencias de dinero (flujo de caja) de nuestra organización, nos permiten planificar mejor los meses y gestiones venideros.
Lo cual nos permite establecer metas reales en base a la realidad de nuestra organización. Entender cuánto requiere la organización, conocer su comportamiento de efectivo, permite tomar buenas decisiones.
No es práctico pretender conocer cada detalle de cómo se comporta el efectivo, se vuelve una marea, olas que van y vienen en nuestra operación. No se trata de memorizar cientos de cuentas contables, sino de conocer y comprender cómo se comporta la organización.
Al conocer cómo opera la organización en cuanto al flujo de efectivo, podemos decidir mejor en qué invertir y cómo financiarnos.
Con una organización que demanda por sí sola el dinero para seguir marchando, que hace suyos esos recursos, ¿qué tanto nos pertenece el dinero de la operación?
Repito, el aspecto propietario no ha sido modificado, las obligaciones con acreedores son las que son. Pero al comprender los requerimientos de dinero de la organización, podemos buscar mayor eficiencia para que finalmente esa eficiencia nos recompense como equipo con nuestra porción (rentabilidad y ganancias de capital).
Control sobre dinero
Todos quieren “controlar” hasta el último centavo, pero ese control no es más que una ilusión, puedes centralizar todos los gastos, cobranzas, etc. Pero siempre hay fugas, sin importar qué tan hermética sea tu organización en ese sentido. Son gajes del oficio, claro que un líder trata de mitigar riesgos de que se generen estafas o robos de gran magnitud en la organización, pero el control total es una ilusión.
Comprender las exigencias de dinero de la organización exige comprender también estos potenciales casos, no tomarlos a título personal (que sí haríamos cuando creemos que todo es nuestro y que un robo es como si alguien hubiese metido su mano en nuestro bolsillo), es duro, es hasta un poco incómoda la idea de aceptar que esto es parte de hacer negocios. Podemos infundir miedo y todo, pero, aun así, es parte de la aventura.
Un líder no es el dinero que circula por su organización, su valor no está en proporción a qué tanto aumenta el valor de un activo. Tenemos una relación tan rara con el dinero, como si un mayor valor de dinero corriendo por nuestra organización implicara un mayor valor de nosotros como personas o profesionales. Olvidando que también se debe al involucramiento de las personas en la organización y a veces hasta a un buen golpe de suerte. Un líder y el dinero, una relación extraña que exige comprender y soltar para poder multiplicar.
¡Buena caza!