Un líder puede recibir colaboración de su equipo en diferentes aspectos. Pero hay una responsabilidad que no se puede delegar, aunque hay líderes que rehúyen de la misma.

Agenda ocupada

Aunque es bien sabido que la agenda de un CEO está saturada, llena de reuniones para discutir propuestas, problemas, posibilidades, etc. Es imperativo que el líder haga espacio para tratar el tema de la cultura organizacional de la empresa. Mantener un equipo motivado, productivo y que esté a gusto con trabajar en la organización.

En otras palabras, hay que dedicar tiempo a las personas.

Crear, difundir e impregnar la esencia del negocio hasta el último rincón en el que opera es la responsabilidad del líder y nadie puede sustituirlo en esa labor.

¿Por qué?

Todos conocemos infinidad de organizaciones que reclaman a sus jefes de gestión humana, talento humano, o el nombre que tengan, sobre el desempeño de los colaboradores, la motivación y la falta de una identidad definida.

Algunas organizaciones directamente se resignan y aceptan un entorno con alta rotación, no hay proyección de crecimiento y se concentran más en las matrices de reemplazos que en retener el talento.

Ese debe ser nuestro mejor indicador de que hay labores que no pueden delegarse, siendo ésta una de ellas.

El disfraz

Un muy buen producto o servicio se desempeñará bien, aunque la organización no tenga una identidad clara, es cierto. Hay esa posibilidad, y eso de alguna manera disfraza climas bastante tóxicos.

Por otro lado, algo que no favorece a las empresas centradas en las personas, es que un gran clima no garantiza un buen desempeño si el producto o servicio es malo.

Lo ideal es alcanzar una combinación de ambos, un buen producto/servicio y un buen clima.

La labor «indelegable»

Dedicar tiempo a nuestra gente, invertir una buena cantidad en comprenderlos, conocerlos, saber quién está detrás del cargo.

Crear un clima y que la organización se empape hasta ser capaz de transmitirlo a clientes y proveedores. Un reto muy demandante, pero que viene atado al cargo de CEO o líder, aunque lastimosamente muchas personas prefieran delegarlo y luego exigir todo a gestión humana, sin encontrar nunca la respuesta que buscan, porque es una respuesta que tiene que salir de cada líder.

Buena caza.