En posts pasados escribí que un líder tiene como uno de sus roles fundamentales el mantener una cultura organizacional que empuje a la gente a sacar lo mejor de sí y las mantenga en un estado de bienestar donde puedan desarrollar sus habilidades.
Pero no es lo único, un líder tiene como objetivo liderar la constante construcción, es decir, la creación de nuevos elementos de la empresa. Nuevas líneas, nuevas sucursales, subsidiarias, etc. El proceso de seguir creando y construyendo. Incluso fuera de la empresa, emprendimientos satélites.
Hay opiniones de que mucha diversificación derivan en distracción, eso ya depende de cada negocio, pero si tú compartes ese pensamiento, ¿por qué no seguir construyendo dentro de tu misma empresa? Con esa visión de robustecer procesos, automatizar, mejorar la experiencia de los clientes, etc. Hacer de tu empresa algo tan sólido y sofisticado que nadie pueda acercarse.
Es que cuando dejas de construir y solo vives de lo que se hizo antes empiezas a perder competitividad, empiezas a perder la tracción. Empiezas a estar muy cómodo.
Construimos para levantar barreras de entrada y protegernos de la competencia, construimos para brindar mejores servicios y productos, para llegar al nivel de calidad que esperamos, construimos para trascender barreras y llegar a nuevos horizontes, construimos para aportar en crear bienestar.
No seamos ilusos, no todos tienen esos ideales, algunos construyen para generar más dinero y beneficiarse personalmente. Porque la construcción no es inherentemente buena o mala, solo es. Es pasar de la idea a la acción, y posteriormente al hecho. Construir no necesariamente es atiborrarnos de cosas que no necesitamos y ofrecer cosas que cada vez duran menos. O aniquilar nuestro planeta para poder tener más “usuarios” o “consumidores” de forma inescrupulosa. Pero, ya cada quien decide qué tipo de mundo ayuda a construir.
Construir también requiere su buena dosis de destrucción, porque a veces lo viejo debe dar paso a lo nuevo, pero no irracionalmente, debe ser un proceso delicado, manteniendo aquello que vale la pena mantener, y creando lo que hace falta. Crear es creer, y creer es definir nuestra identidad. Saber de qué fuimos capaces habiendo dado nuestro máximo esfuerzo, haber aportado un grano de arena en el desierto del tiempo.
Y respondiendo a la pregunta, sí, debemos estar construyendo constantemente, porque ya llegará el día en el que no podremos hacerlo más.
¡Buena caza!