Muchas personas coincidiremos en que uno de los mayores males de la organización es la burocracia. Y parte de la solución es la digitalización de la organización.
Confusión en el término de digitalización de la organización
Hay dos tipos de digitalización, la que proyectan los ejecutivos o el CEO y la que proyectan los colaboradores.
Una, la de los ejecutivos, hace referencia a digitalizar la experiencia del cliente, facilitar el proceso de compra y acortar el puente en la atención al cliente. Que todo esté en la nube, y que prácticamente el producto llegue online.
La otra, no tan popular, pero igual de necesaria e importante, es la digitalización de los procesos del día a día, aquellos que los clientes no ven, pero que ahogan a los colaboradores en papel, sellos, firmas, formularios, etc. E implican un costo oculto en la organización. Horas de decenas o cientos de colaboradores perdidas en procesos manuales y burocráticos.
¿Por qué es importante hacer esta distinción? Porque uno está orientado a crecer, el de los ejecutivos, el de promover las ventas y mejorar la experiencia de los clientes. Perfecto, pero, el otro está destinado a eliminar la grasa excedente dentro de la organización, a mantenerla esbelta haciendo un uso eficiente de los recursos disponibles.
Ambas son parte de un equilibrio entre crecer, pero sin que todos esos nuevos recursos se desperdicien en los costos de la burocracia.
Claro que la digitalización es mucho más que eso. Pero este post se refiere a los 2 tipos mencionados.
Uno orientado a crecer, el otro orientado a ser más ágiles. Uno orientado a los clientes, y el otro a los colaboradores que ejecutan los procesos día a día. Ninguno necesariamente más importante que el otro, sino complementarios.
Se puede hacer uno y dejar en pausa el otro, pero es como recibir recursos y gastarlos igual de rápidos en otras cosas. El objetivo es crecer, pero mantenerse ágiles para no abrir las fugas de recursos en diferentes partes del proceso operativo o administrativo.
¡Buena caza!