Hace poco terminé el libro Conflictos del Alma Infantil del psicólogo suizo Carl Jung. De esta lectura, extraigo valiosas lecciones que podemos considerar para nuestras organizaciones, especialmente para las empresas familiares.
La influencia del padre sobre el destino del hijo
Carl Jung es explícito acerca de cómo imponer a nuestros hijos la carrera profesional que “deben” seguir es un acto extraordinariamente dañino.
No hay rubro que se libre de esta situación, generaciones de doctores, abogados, etc. Quien haya trabajado en una empresa familiar o conozca una familia empresaria sabe de la presión (tal vez hasta implícita o inconsciente) que se ejerce sobre las generaciones venideras para continuar el legado.
Si bien este deseo de perpetuidad encierra muchas connotaciones por sí solo, nos enfocamos en el efecto sobre el desarrollo profesional de las generaciones futuras. Además del dilema que este representa: por un lado, los hijos tienen la opción de aceptar esta imposición y seguir el camino demarcado por el o la fundadora de la empresa a fin de perpetuar la misma y mantener (o mejorar) el estilo de vida que la familia tiene, o, por su defecto, rompen el ciclo y se desmarcan de la organización, generando una gran incertidumbre acerca del destino de la empresa.
Jung plantea que lo que parece ser una buena intención, puede resultar en un complejo para los hijos al recibir una imposición de esta naturaleza que evita que sigan su camino, descartando todas las lecciones que éste tenía preparado para ellos.
La empresa, que puede ser una plataforma para el crecimiento del patrimonio familiar durante generaciones, llega a transformarse en un obstáculo para el desarrollo de los hijos, generando así, frustración, resentimiento y en casos extremos, posibles neurosis.
Una organización familiar es una plataforma que puede ser aprovechada por las nuevas generaciones para su crecimiento. Cuando se convierte en un obstáculo es imperativo tomar acciones oportunas para evitar problemas futuros.
Claro que, llegado a cierto punto, debemos remarcar que no solo los padres intervienen en el crecimiento de un hijo, sino que lo hacen muchos actores y factores. Por lo cual, llegada a cierta edad, un individuo debe plantearse no solo el origen de cualquier malestar, sino también, reconocer que está en sus manos actuar para corregir su camino y mantener (o recuperar) su bienestar.
Cerca, demasiado cerca.
Otro punto que destaco hace referencia a no cortar nunca el cordón umbilical. Y es que la empresa familiar invita a eso, mantiene tan juntas a las familias que hablar de independencia e individualidad puede ser casi imposible.
Verse todos los días, trabajar a menos de 15 pasos uno del otro representa, indefectiblemente, un reto para la familia.
Juntos, pero no revueltos
Jung no habla específicamente de familias empresarias, pero invita a la reflexión de si las nuevas generaciones no transfieren en la empresa imágenes de los padres. Personalmente me pregunto si por ello (al menos en español) nos referimos a LAS organizaciones, LAS empresas, LAS compañías, LAS instituciones, reforzando esta figura femenina, ¿y es que acaso una organización madura es, en las nuevas generaciones, una figura materna? Y una empresa en formación adopta un rol de hijo con su propia terminología como la de: EL emprendimiento.
Un consultor en empresas familiares decía en un webinar algo muy interesante, que el fundador, especialmente el varón, ve la empresa no solo como su organización, sino como su amante, una figura a la que transfirió la imagen de madre/esposa. Y ello ocasiona que sea tan reticente a ceder el control a los hijos, llegando incluso al punto de sabotearlos inconscientemente.
Esta relación tan fuerte y con tanta carga energética puede dificultar en gran medida que un hijo o hija puedan cortar el vínculo hacia su independencia puesto que están atados a las faldas de esta “madre” llamada organización.
Estos ya son terrenos sobre los que falta aún mucha investigación, pero que nos invitan a analizar nuestra situación y analizar si además del vínculo laboral existe un vínculo emocional o psicológico hacia la empresa que esté entorpeciendo nuestro desarrollo individual.
Niños dotados
Este capítulo habla acerca de cómo los niños dotados, precoces en su desarrollo, buscan un trato preferencial, a lo que Jung comenta que, en lugar de ello, deben recibir un trato tan normal como el de cualquier otra persona, incluso ejemplifica con sus propias vivencias cómo en lugar de recibir un reconocimiento como él buscaba, recibió que su maestro de ese entonces solo fuera más exigente con él, reconocimiento una lección que no aprendió en su momento pero que sí valora mucho más adelante.
Comenta al respecto que un niño dotado al que se lo separa y se lo pone con otros niños de la misma cualidad, pierde toda posibilidad de desarrollar otras funciones de su ser. Es decir, a costa de una superdotada inteligencia sacrifica todo el espectro emocional, intuitivo y/o de apercepción.
Esto nos lleva a considerar entonces, si el reclutamiento de parte de las grandes corporaciones, buscando niños “genio” por diferentes lugares del mundo, no es sino, un ambiente artificial que cuenta con niños dotados a los que finalmente, no solo se les cortó la posibilidad de balancear su desarrollo, sino que, además, se encuentran trabajando en el mundo con un impacto terrible en nuestra sociedad, sin haber trabajado ámbitos muy importantes para el desarrollo.
No siendo una sorpresa que esta situación origine lo que ahora está alrededor nuestro como es, por ejemplo: promoción de la adicción a las redes sociales, brechas y comercio en la privacidad, codicia desmedida en los centros financieros, fraudes, escándalos de corrupción, etc.
Jung menciona que es bueno fomentar las cualidades extraordinarias de un niño dotado, pero sin removerlo del círculo en el que se desenvuelve (siempre y cuando no exista una ultra sensibilidad del niño o agresiones crónicas por parte de sus docentes) y en el que se encuentran actores muy diversos con los que desarrollará un abanico más completo de funciones que le permitirán manejarse en el mundo real. Buena caza.