A partir de aquí spoilers. La ciudad del Dr. Bernard Rieux sufre un brote de peste y el cronista narra lo acontecido durante estos meses de intenso pesar y que ponen a prueba la resiliencia de una ciudad y sus habitantes, particularmente del Dr y sus amigos, quienes enfrentan en primera línea no solo la enfermedad sino también toda la carga mental y emocional que pone sobre cada uno de ellos.
Fue estremecedor leer esta historia habiendo atravesado una pandemia global como fue el coronavirus. De todas formas, es un libro que encierra muchos aspectos interesantes que llevan a la reflexión, comparto aquí 3 breves reflexiones para líderes que encontré en el libro.
Amor o deber
En un diálogo entre Rambert y Bernard, debaten sobre si quedarse en la ciudad o tratar de escapar, ya que estaba aislada y encerrada. Rambert solo tenía en mente su amada pareja que se encontraba en París, mientras que Bernard estaba totalmente comprometido con el cumplimiento de su deber como médico durante la cuarentena de su ciudad.
No entraremos en detalles del diálogo, pero me quedó el intercambio de ideas polarizando el amor y el deber, porque no siempre convergen. Un líder tendrá este conflicto en más de una oportunidad, y será una decisión que todos tendremos que tomar. Especialmente durante épocas difíciles que requieran de nosotros más de lo que esperamos.
Fe a prueba
Una de las partes más difíciles fue aquella donde un niño (hijo de uno de los personajes) sufre la peste y nuestros protagonistas, en su intento por salvarlo, lo ven pasar por la enfermedad durante varias horas hasta su fatal desenlace.
Aquí se plantea una reflexión muy profunda, ¿cómo actúa un líder ante una situación que pone a prueba todo aquello en lo que creía? El libro plantea dos caminos, aferrarse con toda nuestra fuerza a nuestra creencia, o dejar que la misma tambalee hasta caer. El camino del líder es muy arduo y en más de una ocasión nos topamos con escenarios que no habíamos siquiera imaginado. Claro que también tiene muchas satisfacciones y beneficios, pero cuando las cosas se pongan muy difíciles nos tocará decidir qué camino tomar.
Tener la Peste, ser un Santo o al menos ser un Médico
Ya por el final del libro el amigo de Bernard, Tarrou, cae con la peste justo cuando la ciudad había vencido la enfermedad. Más allá de la ironía, Tarrou, antes de su fatal desenlace, conversa con Bernard sobre la peste, pero no la enfermedad, sino de aquella condición que padecen todas las personas que de alguna forma se encuentran “manchadas”, y que el otro camino es tratar de alcanzar la santidad, no haciendo alusión a algo religioso, sino a la condición de estar libre de la peste. Tratar de alcanzar la virtud, no por transitar un camino “correcto”, sino habiendo decidido lo correcto para cada uno y encontrar la paz en ese camino. Siendo tan difícil alcanzar esa santidad, plantea al menos ser médico.
Esta reflexión plantea andar el camino de nuestra profesión, especialmente de aquella al servicio de los demás, como una forma de lograr esa virtud y por lo tanto la paz. Claro que engloba mucho más, pero quiero tocar esa parte, la de tratar de alcanzar la virtud a través de nuestro rol de líderes. Nuestra profesión y camino, especialmente el de líder, no solo nos permite crear un impacto en nuestro entorno, sino que puede ser la vía que nos permita encontrar la paz interior que todos anhelan.
Te deseo lo mejor.
Buena caza guerreras y guerreros.