Ya todos sabemos del evento que sacudió al mundo y nos mando a todos a casa encerrados durante varias semanas, meses en algunos países.

Para los colaboradores alrededor del mundo fue igual de popular la nueva modalidad de trabajo. Teletrabajo, inicialmente parecía como una gran solución para todos, los colaboradores estarían en casa y las empresas no dejarían de operar. Pero la realidad estaría un poco alejada de nuestra idea del teletrabajo.

Empezando por todas las escenas que se hicieron virales de gente que tenía puesta la camisa y el saco, pero al levantarse estaban en pijamas o peor.

Claro que esto no alcanzó a todos, mucha gente no pudo hacer teletrabajo, en este post solo consideramos a quienes lo hicieron y pasaron por esta modalidad durante este tiempo.

No es lo que parece

Lo que aparentemente era más libertad, flexibilidad, autonomía y ahorro de tiempo/costos se convirtió en un reto tanto para colaboradores como para organizaciones que opacaba sus ventajas.

Si bien empezó el ahorro de tiempo al evitar el traslado al trabajo vino el reto de trabajar en casa con los niños gritando, vecinos escuchando música a todo volumen o simplemente pelear contra la tentación de ver una serie o película en lugar de hacer lo que debíamos hacer.

En muchos casos empezaron peleas sobre si la empresa debía o no pagar el internet consumido por el trabajador, o algunas un poco ridículas, sobre si se debía reponer el gasto de energía eléctrica utilizada para los equipos de computadora.

La línea entre trabajo y casa simplemente se esfumó. Para “compensar” las distracciones empezamos a trabajar en las mañanas más temprano, más tarde por las noches o un poco los fines de semana.

Muchas organizaciones y colaboradores confirmaron fuertes sospechas de que se va a la oficina porque sí, sin tener claros los resultados, porque aquellas organizaciones que sí tenían claro lo que debían lograr, sufrieron menos durante este cambio cultural y organizacional.

Pero pese a todo las organizaciones no evitaron hacerse la pregunta, ¿cómo sé que están trabajando?

Desconfianza

No falto el jefe que asoció el teletrabajo a estar rascándose todo el día sin hacer nada, y tampoco faltó la gente que les dio toda la razón.

Algunas personas perdieron la perspectiva, y la mayoría tuvo que pagar por ello, como siempre en las corporaciones, el error de pocos repercutió en los demás.

El teletrabajo amplificó algunas prácticas corporativas tan viejas como el marcar con tarjeta, se instaló software para saber si las computadoras se estaban prendiendo a la hora correcta, algunos llegaron incluso a establecer que las cámaras de los equipos estén encendidas a todo momento. Y TODAS las reuniones fueron grabadas como respaldo y a su vez, evidencia de que existieron.

Por otro lado, muchas personas vieron cómo sus funciones se fueron esfumando hasta que el teletrabajo se convirtió simplemente en una desvinculación. Otros estuvieron de “vacaciones” durante este tiempo.

Hubo de todo, pero la mayoría de diálogos entre colaboradores y organizaciones fue promovido por la desconfianza. Y en otros casos ni hubo tal diálogo, solo un tira y afloja que no benefició a nadie.

Sin límites

Como decía, se perdieron los límites, hijos jugando de fondo, internet con conexión deficiente, adiós a las horas de ingreso y a las de salida, y tener que lidiar con muchas cosas que antes ni imaginábamos.

Gente que tuvo que hacer malabares entre trabajar y mantener la casa en marcha, además de hijos que estaban pasando clases en Zoom, u otros que transformaron su departamento o casa en un mini gimnasio.

Aún así he visto innumerables encuestas en redes sociales preguntando a la gente si prefieren teletrabajo o volver a la oficina y la respuesta: Modalidad Mixta.

Profundicemos un poco en esta respuesta, modalidad mixta, ¿significa acaso que la gente quiere seguir con esta nueva modalidad, pero mezclarla un poco con antiguas prácticas?

Algunas organizaciones fueron más osadas y decidieron teletrabajo de por vida para todos como su nueva forma de trabajar y otras mucho más conservadoras determinaron volver todos al trabajo como antes y punto.

Pero… si la respuesta era “modalidad mixta”, ¿no es esta otra señal de que el diálogo es casi nulo entre lo que se pregunta, lo que se responde y lo que se hace al final?

El teletrabajo fue una salida urgente ante una emergencia global. Las acciones de Zoom se dispararon y las antiguas pirámides llamadas oficinas quedaron en tela de juicio.

Una solución que solo desnudo profundos problemas de confianza, transparencia y propósito en las organizaciones a nivel global.

Hay algunas quejas, pero…

Seguro no soy el único en escuchar cómo la gente se queja del teletrabajo tanto como se quejaban antes cuando iba a la oficina. Creo que ahí perdimos totalmente la perspectiva, porque ante las altísimas tasas de desempleo, el teletrabajo, o lo que fuere es mejor tener un trabajo. Adaptarse al teletrabajo fue un reto, y sí debemos estar orgullosos de haberlo logrado. Y claro que tiene que mantener un trabajo digno pero mi punto es que, si nos quejamos de oficina, teletrabajo y todo, la solución no es trabajar en casa, en la oficina o en Alaska, el problema es otro.

Por otro lado, organizaciones que todo el tiempo hablan de que sus colaboradores en el teletrabajo solo se la pasaron durmiendo, solo están proyectando su falta de liderazgo, porque finalmente muchas empresas lograron mantenerse a flote por un liderazgo fuerte que unió al equipo pese a tenerlos lejos.

Es fácil criticar desde la silla de CEO y otra es estar en terreno arriesgándose a contagiarse y contagiar en casa, al mismo tiempo es fácil decir que las empresas deberían dar permisos con beneficios a todos sin ponerse en el lugar de los líderes que sopesaban en la balanza el dejar de operar con el riesgo de cierre y que su equipo se infecte y posiblemente muera.

Y esa para mí, fue una de las falencias más profundas que desnudó esta situación. Nuestra falta de empatía en ambos sentidos. Cuando más se necesitaba, muchas organizaciones y colaboradores (no todos por suerte) gatillaron unos contra los otros.

Más allá de haber tenido reuniones en pijamas, esta época encierra muchas lecciones que nos deben enseñar todo aquello en lo que tenemos que trabajar. Lecciones que cada líder y su equipo deben hallar.

Te deseo lo mejor.

Buena caza, guerreras y guerreros.

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