Hoy hablaremos de 3 aspectos fundamentales en las finanzas corporativas que por alguna razón nos esforzamos en complicar más de lo debido.
Todo líder debe entender que los 3 bloques de las finanzas corporativas son: la operación, la inversión y el financiamiento.
Operación
Es todo el dinero, todos los recursos, relacionados a la operación de tu organización. ¿Qué es la operación? Es el conjunto de actividades que se llevan a cabo desde la compra de los insumos hasta la entrega del bien o servicio al cliente final.
Comprar materia prima, pagar el salario de los colaboradores, pagar servicios básicos, internet, alquileres, pagar publicidad, comisiones a los vendedores, etc. Son parte de la operación.
Aquella actividad que permite cerrar una venta con su respectiva entrega de producto/servicio y cualquier otro gasto post – venta es considerada de operación.
¿Qué nos importa en las finanzas del ámbito operativo? Ser eficientes. Que nuestros logros (ventas) se realicen con una cantidad razonable de esfuerzo (gastos).
Veamos un pequeño ejemplo:
Ventas Netas: $ 10 millones
- Costo de Ventas: $ 50 millones
- Gastos OPERATIVOS: $ 20 millones
= Utilidad antes de impuestos, amortizaciones e intereses (EBITDA) por sus siglas en inglés: $ 30 millones
De lo anterior podemos inferir que esa organización es operativamente eficiente. Sus esfuerzos (gastos y costos) son razonables para alcanzar ese logro (ventas).
Inversión
Es todo el dinero invertido en activos fijos: maquinaria, terrenos, equipos, construcciones, software, vehículos, acciones en otras empresas, instrumentos financieros como bonos, etc.
Si colocas un monto de dinero en un activo tangible o intangible con la esperanza de recuperar ese dinero y de generar una ganancia estás invirtiendo.
¿Por qué se separa de operaciones? Porque puedo haber invertido $100,000 en una máquina y tenerla sin operar.
¿Cómo medimos nuestras decisiones de inversión? A través del retorno que obtenemos de cada inversión. Si compramos un bien inmueble esperamos que se aprecie en el tiempo, si adquirimos un vehículo o una máquina esperamos que nos reduzca costos o tenga un impacto en la venta que nos genere mayor rentabilidad.
Sé de un caso de una organización que invirtió $ 1 millón en una flamante línea de producción muy sofisticada pero que se encontraba muy por encima de lo que su mercado requería y la tuvieron sin operar durante casi 2 años hasta que decidieron ponerla a la venta. Ese es el ejemplo de una mala decisión de inversión.
Las inversiones requieren olfato y conocimiento del mercado y del contexto. Entender cómo se mueve para entender cuánto y en qué invertir. Decidir si pagar publicidad en televisión no es una decisión de inversión, es de operaciones, por otro lado, decidir si automatizar toda una sección de la organización mediante compra de software y maquinaria sí es una decisión de inversión.
Aunque a veces se suele mezclar los términos, es importante diferenciarlos teniendo claros sus conceptos.
Financiamiento
El financiamiento hace referencia a las fuentes de dinero que permiten llevar a cabo la operación y la inversión. Es decir, ¿de dónde saco el dinero para pagar salarios? O ¿de dónde sacaremos el dinero para comprar la nueva maquinaria?
Usualmente hay 2 fuentes, la propia y la externa. La propia es cuando usamos nuestro propio dinero y la segunda es cuando recurrimos a un préstamo externo, como el banco, para obtener el dinero que nos permita comprar un bien.
Algunas empresas emiten bonos, esa es una forma de financiamiento externo sin recurrir al banco, pero sí a diferentes acreedores privados e institucionales.
El objetivo es recurrir siempre a la mejor fuente, la que nos dé mejores condiciones para nuestra organización. También tenemos la obligación de explorar (con mucho cuidado) fuentes alternas de financiamiento, como son la emisión de bonos, por ejemplo.
¿Cómo se mide el financiamiento? Por el riesgo, buscar las mejores fuentes de financiamiento implica reducir los riesgos lo más posible. Endeudarse demencialmente eleva el riesgo a un nivel con el que tal vez no muchas personas estarán a gusto. No está mal endeudarse ni correr riesgos, está mal hacerlo descontroladamente y no sentirse cómodo con ello.
Financiarse de mala manera es, literalmente, ponerse la soga al cuello.
Un ejemplo que ilustra cómo interactúan
Comparto otro caso real de una organización que decidió invertir fuertemente en bienes inmuebles a lo largo de su país porque diseño una estrategia de expansión y sabiendo que los terrenos y edificaciones se aprecian con el tiempo (ganan valor), decidió hacerlo. El problema fue que no analizó sus fuentes de financiamiento y decidió hacerlo todo por cuenta propia, cayendo en una tremenda iliquidez que perjudicó seriamente sus operaciones, es decir que, al haber hecho esos desembolsos tan fuertes, ya no le quedaba dinero para pagar a proveedores, salarios, etc.
Espero que te sirva y recuerda siempre tener claro qué tipo de decisión estás tomando para tengas en mente el objetivo detrás de cada una: operación=eficiencia, inversión=retorno, financiamiento=riesgo.
Te deseo lo mejor.
Buena caza guerreras y guerreros.