Una Página en Blanco

Una pagina en blanco

Una página en blanco es sin duda un símbolo poderoso, ¿qué representa? Un sinfín de posibilidades. El papel lo aguanta todo, y también la nada, la falta de ideas, de inspiración, de miedos. No podemos perdernos en una hoja en blanco, yo lo sé por experiencia, sé que nuestra cabeza da mil vueltas a todo lo que podría contener esa página, imaginamos colores, letras, bailes y canciones, que escribimos la más grande historia jamás contada, y ya nos vemos recibiendo elogios y preguntas de la gente acerca de cómo surgió y cuáles son los próximos pasos. El papel aguanta todo, mucho más lo hace nuestro interior ya que tienen en el universo de posibilidades, ¿será que por eso tememos mirar ambos? No por falta de posibilidades, sino por ser un mar creador de profundidad desconocida y, simultáneamente, de descubrimiento; tal vez no le tememos a la página en blanco, sino a lo que puede contener, no por ser malo, pero por ser nuestro, por requerir nuestro compromiso y nuestra entrega, por encontrarse allí lo que somos, lo que fuimos capaces de hacer, y nos demos cuenta que el sinfín de posibilidades se redujo a eso.

Contemplar una página en blanco puede parecer un ejercicio hasta majestuoso, pero, luego de muchos años caigo en cuenta de que no lo es, porque es una actividad incompleta, que solo logra su propósito cuando das el primer paso, la primera letra, el primer trazo, no se trata de vomitar lo que el cerebro no puede retener o lo que pensamos que el mundo quiere, se trata de conectarse con la profundidad de la conciencia (y de la inconsciencia también). Materializar todo ese contenido que da vueltas, nebuloso, desordenado, fugaz; Transferir energía interna, dedicarle tiempo, entregarnos parcial o totalmente a nuestra creación y que exista en este mundo, fuera de uno, objeto resultante del laborioso y gratificante arte de crear, nuestra obra.

Incompleta estará al guardarla en nuestro olvido, hasta injusto quizás, el ciclo se cerrará cuando la obra esté en manos de otras personas, en sus corazones, cuando sepas que sin su existencia habrá gente que la echará de menos. Imperfecta, seguramente, pero mía, tuya, nuestra.

Es difícil y requiere coraje mezclado con osadía, por ello buscamos el confort en paginas escritas por otros, claro que aprendemos de esas paginas, absorbemos conocimiento, emociones, hasta sentimientos, pero volvemos al inicio; mientras nuestra página esté en blanco, ese castillo de naipes en nuestro interior no valdrá nada.

A eso me he estado enfrentando por años, rehuyendo a mi página en blanco, cuando quise llenarla inmediatamente borré todo por considerar que no era suficiente, por no tener resultados a corto plazo; sin comprender que es un proceso que toma tiempo, requiere disciplina y paciencia. Acepto, ahora, que lo que escribo y digo, no tiene por qué llegar a millones, no busco satisfacer mi ego, con que sea útil a dos personas habrá valido la pena, es ahí donde mi trabajo encontrará paz. La tranquilidad de haber sido capaz de vaciar/descubrir mente, corazón y espíritu y haber traído algo a este mundo.

Recuerda que el objetivo es que sea útil, que aporte valor. El cuento anónimo de una joven campesina tendrá mucho más valor que la fortaleza conceptual del intelectual que nunca fue. Porque existe, y tal vez por eso el símbolo de la página en blanco a veces nos confunde, no porque no sepamos que poner, sino porque sabemos quién tiene que hacerlo, que todos y cada uno de nosotros tiene esta carta blanca para escribir su obra, hagámoslo. Bienvenid@ a la tribu.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *